LEYENDAS MANABITAS
LA LEYENDA DEL NIÑO CARACOL:
Sobre el Niño Caracol, se teje una de las grandes leyendas en la provincia de Manabí.
Se cuenta que un humilde hombre de la comunidad de LA SOLEDAD , Del Cantón Junín, en el centro de Manabí, hacia viajes de LA SOLEDAD a Charapoto, para comprar sal en las salinas de las playas de San Jacinto y San clemente, cuando la sal era monopolizada por el Estado y la gente se dedicaba a traficar con ella de contrabando.
El hombre se dedicaba a llevar sal a lomo de burros y en unos de los tantos viajes, caminaba por las playas de San Clemente, cuando tropezó con caracol, lo recogió, pero lo arrojó al suelo. El hombre siguió su camino y después de un trecho otra vez se encontró con el caracol, y vio que era floreado por su parte de atrás, pero como el camino era tan largo para llegar a su casa y a pie guiando burros, mejor lo arrojó al suelo porque a la distancia pesaba.
El camínate siguió su camino y ya por tercera vez, vuelve a encontrarse con el caracol, ahora el hombre se intrigó por lo que lo recogió y lo guardo en la alforja que solía llevar, al llegar a la casa, le dio el caracol a su hijo pequeño para que jugara.
El niño se dedicó a jugar en el patio de la casa; jugo tanto que se quedo dormido en el portal de la vivienda junto al caracol. La madre de menor lo subió en brazos y o acostó en la cama, dejado abajo el caracol, por cuanto no reparó en el.
Mientras tanto el hombre había salido a entregar sal y cuando llegó, paso por el cuarto que hacia de dormitorio y pudo darse cuenta que el caracol estaba en el altar de los santos y comentó a su mujer; al niño le gusto el caracol que le traje que lo ha dejado en el altar.
Cómo en el altar? – dijo la mujer, si yo subí al niño, que se quedó dormido abajo y no he visto ningún caracol!!
El marido sorprendido contó a al mujer, la forma como lo había encontrado; pero esta no dio importancia al caso. El marido tomó el caracol en presencia de la mujer y lo arrojó por una de las ventanas de la casa.
Después de un momento, el hombre entró nuevamente al cuarto y oh! sorpresa, el caracol estaba nuevamente en el altar e interrogó a la mujer si ella lo había colocado en el altar, a la que la mujer le contesto que no y el niño aun dormía y nadie mas había en la casa.
Los dos esposos, alarmados tomaron el caracol, lo lavaron le sacaron la arena y lo secaron bien. Al estregar los bordes del caracol notaron que como una sombra se veía dibujado un niño con al mano en la boca y por las parte posterior del caracol era un color floreado y brillante.
Esto fue suficiente, para que los esposos creyeran que se trataba algo sobrenatural y divino por lo que lo dejaron en el altar para adorarlo.
Pasaron los días, meses, y un águila voló por el mar, y la sombra dejo de ser tal y se había convertido en un niño en bulto, entre los dos bordes del caracol. Con estas observaciones, los esposos dueños del caracol conversaron con familiares y amigos, los mismos que con frecuencia visitaban la casa, llevados por la curiosidad. La noticia desde ya, Niño caracol y de su aparición, transcendió muy lejos y los creyente comenzaron a encomendarles favores. Se comenta que se veían milagros a la vista.
La noticia llego a los oídos del cura párroco de Calceta Dr. José Maria Pinto, el mismo que pidió que se lo llevaran para conocerlo. Los dueños se lo llevaron y el señor cura (según dicen este era un santo también) dijo que era cosa sagrada y que lo veneraran, para lo cual colocó una cruz con un Cristo sobre el caracol.
Cuentan los mayores y los hombres ancianos que la fama del Niño caracol, por sus milagros creció y creció y por los tanto también aumentaba los ingresos económicos.
Al saber de esto, un señor de apellido Andrade de la zona de Chone adinerado y poderoso, ordeno a sus fieles peones que lo raptaran al niño caracol, que ya entonces ya andaba en nicho.
Tal cual, lo ordenÓ el señor todo poder apellido Andrade, el niño caracol fue llevado a su hacienda, a órdenes de amo y patrón, mientras que los dueños se quedaron llenos de pesar.
Al pasar en tercer día del rapto del niño Caracol, el ganado del hacendado comenzó a morirse por manadas y el patrón a quedarse ciego. El poderoso amo, atribuyó un castigo del niño por lo que le había hecho y aterrorizado ordenó que inmediatamente lo fueran a entregar a sus dueños. Ocurrido esto, el ganado dejó de morirse y el amo recobró la visualidad. El niño Caracol tiene muchos creyentes, en todos los rincones de Manabí. le ofrecen velorios y milagros de plata. Para llevar al Niño Caracol a un velación en cualquier lugar, hay que solicitarlo con mucha anticipación. De antemano hay que ir al sitió La Soledad pera inscribirse pera que el mayordomo autorice su procesión o velorio.
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